ÀNGELS MARTÍNEZMi amigo Daniel Cirera, secretario general del consejo científico de la Fondation Gabriel Péri, me acaba de enviar esta carta desde París que traduzco rápidamente (mientras la izquierda está pidiendo ahora mismo que se suspenda el debate de la reforma en el Senado):Estimada Àngels:Acabo de leer tu blog. Este tipo de intervención (como la de Toni en la Ratera) es muy importante: ayuda con claridad y de forma simple a ayudar a entender lo que sucede en Francia. Estamos construyendo un movimiento profundo y duradero.El movimiento ha tenido que hacer frente desde el principio a dos retos estratégicos: ampliarse, hacer mayor el apoyo de la opinión --lo cual no es contradictorio con la combatividad-- y mantener la unión sindical. En este sentido puede ser útil indicar que desde el principio de 2009 las movilizaciones se realizan en base a llamamientos unitarios de todas las organizaciones sindicales, de la CGT a la CGC (cuadros) lo cual no tiene precedentes en Francia desde la Segunda Guerra Mundial. Para ello es decisivo anclar la protesta en las realidades, lo más cerca posible de las preocupaciones de las personas asalariadas y de la población en general.Se comprenden entonces los esfuerzos del poder y la derecha para desalentar, dividir, provocar. Y la insistencia de los titulares de los medios sobre "el hundimiento del movimiento", "las fisuras en el frente sindical"... todos desmentidos por la realidad. Lo cual no significa que todo sea simple y mecánico. Con el bloqueo del poder y sus provocaciones hace falta imaginación, mucha voluntad unitaria y una visión lo más clara posible sobre la evolución de la opinión y la correlación de fuerzas para acertar en las decisiones que se tomen. La participación de los jóvenesLa entrada de los jóvenes en el movimiento ha marcado un punto de inflexión, como habéis observado. La participación de los jóvenes de los institutos ha agudizado la atención del público y de los medios (con una fuerte campaña de intimidación). El tono de desprecio hacia ellos ha tenido un efecto de rebote muy visible en los slogans que adoptan. Sorprende su madurez ante provocaciones violentas y la fuerza de sus argumentos. A los que les dicen que la cuestión de la jubilación no les concierne, responde que el Gobierno repite que "es para ellos que se hace esta reforma", y declaran que dentro de 30 o 40 años no quieren tener que trabajar hasta los 70 años. A los que les dicen que no tienen nada que hacer en la calle les responden que se puede ir a la cárcel a partir de los 13 años (una ley promulgada por Sarkozy), que pueden crear una empresa con 16, y que no tienen derecho a votar hasta los 18. Hay que saber también que en Francia, en la actualidad, uno de cada dos estudiantes tiene que trabajar para pagar sus estudios (trabajos a horas, en precario, etc.) Ya no estamos en 1968.Es importante insistir también en el momento decisivo que ha representado la entrada en la lucha de las mujeres a partir de sus propios problemas (carreras truncadas, precariedad, desigualdad salarial, discusión de los derechos de maternidad, etc.) Una de las características de las manifestaciones es la participación de estudiantes y la importante presencia de las mujeres jóvenes (asalariadas en su mayor parte). Este compromiso de las mujeres a partir de su situación concreta ha tenido un efecto de palanca, ha dado otra dimensión al movimiento, y ha puesto al poder mucho más a la defensiva.Los asalariados del sector privadoEn otro sentido, la participación de los asalariados del sector privado, donde sabemos lo difícil que es muchas veces ir a la huelga (por presiones de la patronal, pérdida de salario, precariedad, etc.) significa también un punto de anclaje popular del movimiento. Y hay que tener en cuenta también la dimensión nacional, es decir, las muy fuertes movilizaciones en todo el territorio, y no sólo en las grandes ciudades. Cuando en un pueblo de 800 a 1000 habitantes se produce una manifestación de 500 es que sucede algo muy profundo.Uno de los objetivos de las manifestaciones del sábado 16 de octubre era permitir que pudieran participar estos asalariados, las mujeres, con sus familias. Así, en principio, no fueron exactamente los mismos manifestantes los que salieron a la calle ese día, lo que quiere decir que son millones de personas, y no siempre las mismas, las que se manifiestan... y muchas de estas personas es la primera vez que se movilizan. El sondeo de Libération dice también que un 59% de las personas entrevistadas dan su apoyo a un movimiento que perdure.Dos últimas observaciones:En la prensa se lee: no saldrá nadie vencedor, pero sólo es una falsa escapatoria. Aunque las Asambleas voten el proyecto, el plan político de Sarkozy ya ha perdido. Ha perdido la batalla de la opinión pública (donde está una parte importante de su propio electorado). Naturalmente, para los que se comprometen en la lucha hace falta un resultado distinto del que dan los brazos de hierro que se levantan de los escaños. Pero es importante observar que el voto en la Asamblea Nacional no se haya traducido en una disminución del número de manifestantes, contrariamente a lo que esperaba el poder.Se trata de un movimiento duradero, que va más allá de las evoluciones coyunturales. Va más allá de la cuestión de las jubilaciones, aunque este tema esté en el centro y sea el catalizador de temas extremadamente sensibles (la relación del trabajo con la vida, el sentido del trabajo: para quién, por qué, cómo). El movimiento toca dos cuestiones de clase que la crisis agudiza: la revuelta contra una sociedad injusta (en la que todo está al servicio de los ricos y el dinero) y la exigencia por otro tipo de distribución de la riqueza.Etiquetes de comentaris: Internacional