MIQUEL ÀNGEL SÒRIA En aquests temps que corren –algú, amb molt bon seny, defensa que segueixen sent bons per la lírica- en una part del món, lluny del nostre país –a imatge d'aquell poble gal aïllat pels romans- resisteix un grup reduït de persones joves enfront del capitalisme "més modern", ja repetitiu, del FMI. La cara del president Piñera –més conegut per "piraña"- ja no té l'escut dels minaires rescatats i ha d'oferir la seva pròpia.
No hi comptava que davant hi hauria una persona –encara en edat de llançar-se al dur combat per la vida- que aglutinaria al seu voltant una munió de joves preocupats pel seu futur i la qualitat de l'ensenyament que empitjoraria com a conseqüència de la privatització de l'ensenyament.
Les dones, al llarg de la història i imposant-se al masclisme dominant, han aconseguit destacar per mèrits propis. Ara, destaca la presència "fresca" de Camila Vallejo, una jove comunista de 23 anys, Presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile (FECH).
Serveixi aquesta breu nota per ajudar al moviment que ella representa a trencar la política d'aïllament a la que la castiguen els poderosos propietaris del mitjans de comunicació. Que sigui una petita ajuda a la lluita contra els 20 anys post-dictadura, de política educativa imposada per la política monetarista a Xile pels amos del capital.
Us adjunto, com una il·lustració, tres poemes del xilè Nicanor Parra.
NO CONDENAR A PRIORI LA VIOLENCIA
Determine primero
De qué tipo de violencia se trata
Justa o injusta
Porque cuando la violencia es justa
Qué quiere que le diga pues compadre:
Es simplemente justa la violencia
Nicanor Parra, Discursos de sobremesa, 2006
A ver a ver
Tú que eres tan diablito ven para acá
¿hay o no hay libertad de expresión en este país?
-Hay
-Ay
-Aaay!
Nicanor Parra, Chistes para desorientar a la policía poesía, 1983
MENSAJE A LA JUVENTUD
Oh juventud de la sin par América
gentes del mar y de las minas. Prole
del dorado tabaco y de las fuerzas
máximas del carbón. Sustentadores
del porvenir del mundo o lo que sea.
Hombres en fin del continente en donde
rigen los más ilustres teoremas
desde el lenguaje mudo de las flores
hasta la tempestad de las estrellas.
A vosotros dirijo mis clamores
este clamor que me enseñó la selva.
A vosotros los reyes y señores
esforzados muchachos de la América.
Que en los días de paz sois como el dócil
vuelo de la paloma mensajera
dulces pero terribles cuando impone
su fragoroso régimen de guerra.
A vosotros, amigos míos, Dioses
de la sustancia múltiple y perfecta
que se reparte en dulces proporciones
a través de la uva y la cereza.
Para vosotros principales jóvenes
este clamor de lámparas abiertas.
Yo sé que ustedes son el horizonte
que señala, que marca y que rodea
de insobornables y altas dimensiones
como la luz corona a los planetas
que señala, repito, las mejores
rutas que envidiarían las abejas.
Digo que ustedes son los superiores
personajes que nunca se doblegan
ni ante las más oscuras invasiones
de la muerte que todo lo gobierna.
Vosotros sois el invariable nombre
de la mañana azul y verdadera
que significa música en el bosque
y que le imprime forma a la materia.
Chileno soy más quiero que mis voces
hasta México lleguen y que sean
en Colombia escuchados mis clamores.
Quiero también leer este poema
junto a las selvas del Brasil y al borde
del Panamà clavar una bandera
cosa que vuele para siempre sobre
límites, cercos, muros y fronteras.
Poned un poco de atención, señores,
antes que la penumbra nos envuelva.
Detened un momento las veloces
─mucho más que el delfín y que la flecha─
formas de vuestros pies ante la noche
que sobre el mundo arrastra sus cadenas.
Ustedes son. Ustedes son los hombres
nuevamente muchachos de la América
los que pondrán sus rojos corazones
al servicio del sol y de la tierra.
Si algún día los vándalos que imponen
a la Europa central la muerte llegan
al compás de sirenas o cañones
hasta nuestras celestes cordilleras
juro que en vuestras manos en que el bronce
y el granito comprenden la firmeza
juro cien veces ante el mar enorme
que han de encontrar enérgica respuesta.
Fuego que volverá lo que ellos toquen,
cardo el jazmín, serpiente la verbena,
venenosos los ángeles del polen
y el cotidiano pan de nuestra mesa.
Yo confío en que ustedes, labradores,
estudiantes, soldados o poetas
al escuchar estas mis rudas voces
han de entender lo que mi pecho anhela.
Mientras el sol por el oriente asome
su cornamenta de oro y se distienda
como una turba roja de leones
por los cuatro confines de la tierra
que vuestros labios sin cesar entonen
ante el laurel y ante las claras piedras
de los caminos un cantar en donde
vibre la historia azul de vuestras venas.
Una canción ardiente como el cobre
de las minas de Chile y que se extienda
desde el Cabo de Hornos hacia el norte
hasta la capital de Venezuela.
Que ilumine comarcas y naciones
como una vía láctea perpetua.
Nicanor Parra De "Tres poetas chilenos", 1942