Avís important

L’1 de novembre de 2014, el Partit dels i les Comunistes de Catalunya va acordar la seva dissolució com a partit polític i la cessió de tot el seu capital humà, polític i material a una nova organització unitària: Comunistes de Catalunya.

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Aquest mes, el dia 17 de 1967, era assassinat brutalment el poeta guatemalenc Otto René Castillo. El dia 28 de 1942 moria a la presó el nostre Miguel Hernández. Del primer, poeta guerriller de 31 anys que va ser cremat viu juntament amb la seva companya Nora Paiz, un fragment de Retorno a la sonrisa:

Los niños
nacidos
a finales
del siglo
serán alegres.
(Su sonrisa
es de sonrisas
colectivas).
Yo,
hombre en lucha
a mediados del siglo,
digo: a finales del mismo
los niños serán alegres,
volverán otra vez a reir,
otra vez a nacer en los jardines.
(...)
Desde mi tiempo áspero
veo un rostro de niño
inundado de gran felicidad
silvestre y colectiva.
Veo los niños alegres
rodeados de inquisidores;
polizontes con hambre
y funcionarios con miedo, y,
soy feliz en mi presidio
lleno de casas y calles
y látigos y hambre,
porque veo la salida del sol
lleno de flores, talcos y juguetes.

La utopia i els nens que la faran possible. La imatge l’empeny a la lluita, al sacrifici:

“Me voy
pero no te preocupes
si antes del otoño
no he vuelto todavía
(...)
Amor mío
tu hombre se va de nuevo
a los combates por la dicha”.

Miguel Hernández

lluita, demana suport i el dóna. La seva ira davant la injustícia social és ciclòpia:

Vengo muy satisfecho de librarme
de la serpiente de las múltiples cúpulas,
la serpiente escamada de casullas y cálices:
su cola puso acíbar en mi boca, sus anillos verdugos
reprimieron y malaventuraron la nudosa sangre de mi corazón.
Vengo muy dolorido de aquel infierno de incensarios locos,
de aquella boba gloria: sonreídme.
Sonreídme, que voy
a donde estáis vosotros los de siempre,
los que cubrís de espigas y racimos la boca del que nos escupe,
los que conmigo en surcos, andamios, fraguas, hornos,
os arrancáis la corona del sudor a diario.
(...)
Nubes tempestuosas de herramientas
para un cielo de manos vengativas
nos es preciso. Ya relampaguean
las hachas y las hoces con su metal crispado,
ya truenan los martillos y los mazos
sobre los pensamientos de los que nos han hecho
burros de carga y bueyes de labor.
Salta el capitalista de su cochino lujo,
huyen los arzobispos de sus mitras obscenas,
los notarios y los registradores de la propiedad
caen aplastados bajo furiosos protocolos,
los curas se deciden a ser hombres
y abierta ya la jaula donde actúa de león
queda el oro en la más espantosa miseria.

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