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Análisis de la declaración del G-20 reunido en Seúl

ATTAC FRANCIA

La guerra de las monedas arrecia y amenaza con degenerar en una crisis financiera y geopolítica. China protege sus gigantescos excedentes comerciales manteniendo una moneda subvaluada. EEUU emite 600.000 millones de dólares para devaluar su divisa. Alemania ahoga la zona euro con su agresiva exportación basada en el dumping social. ¿Qué es lo que propone el G-20 para disipar las nubes que se divisan en el horizonte?

Palabras vacías sobre “la recuperación del crecimiento” y “la economía post crisis”. Un “proceso de evaluación mutua” para definir “indicadores” que permitirían “identificar los desequilibrios” comerciales y financieros, sin prever ningún mecanismo para corregirlos. El G-20 no compromete ninguna acción contra la hegemonía financiera: nada sobre un impuesto a las transacciones financieras que tendría un efecto directo sobre la especulación. Ningún esfuerzo para evitar la evasión fiscal, ninguna propuesta para diferenciar las actividades relacionadas con los depósitos bancarios de las desarrolladas sólo con propósitos especulativos, lo que sería la mejor solución para los bancos too big too fail

Pero lo que más llama la atención es la preocupante determinación del G-20 de encaminarse hacia “un sistema monetario internacional en el que las tasas de cambio sean determinadas por el mercado”.

Mientras que no ha sido tomada ninguna medida para limitar la especulación en los mercados de cambios, que equivale a 3.000 millones de dólares diarios; mientras que esta especulación provoca incesantes movimientos de yo-yo entre las divisas, sin ninguna relación con las bases de las economías nacionales; mientras Grecia y Portugal y actualmente también Irlanda, se hallan a la cabeza de una especulación desenfrenada que amenaza a término la existencia misma del euro, esta reafirmación del fundamentalismo del mercado confirma la incapacidad del G-20 de aprender lecciones del hundimiento financiero de 2008 y hace posible una nueva crisis a corto plazo.

Una reforma indispensable

La reforma del sistema monetario internacional es más que indispensable. Pero no puede consistir en dejar libradas cada vez más las monedas al capricho de las finanzas. Por el contrario es necesario poner un impuesto y reglamentar drásticamente y de inmediato la especulación con las divisas, pero también sobre las materias primas, las deudas soberanas… Es también necesario a corto plazo reemplazar el dólar por una moneda mundial común, instrumento de reducción coordinada de los desequilibrios comerciales: los países excedentarios deberán reevaluar su divisa con relación a la moneda mundial y los países deficitarios devaluar la suya.

La conclusión de Seúl, que Nicolás Sarkozy ha endosado sin abrir la boca, reduce desde ahora a la nada sus fanfarronadas sobre la reforma del sistema monetario internacional. Se trataba sin embargo de la mayor ambición de su presidencia del G-20 que comienza ahora.

Los movimientos sociales de Francia, junto a los movimientos sociales de todo el mundo, toman el relevo de la resistencia a G-20 y no dejarán de encabezar la respuesta popular contra la ineficiencia y la ilegitimidad del G-20, absolutamente incapaz de enfrentarse a la dictadura financiera.

(Traducción Susana Merino)

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