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L’1 de novembre de 2014, el Partit dels i les Comunistes de Catalunya va acordar la seva dissolució com a partit polític i la cessió de tot el seu capital humà, polític i material a una nova organització unitària: Comunistes de Catalunya.

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Con Àngels Martínez Castells, Joan Benach, Irene Aldabert, Zé Moreira, Montse Ricart, Lluis Camprubí, Àngels Altés, Dolors Llos, Paulina Valiente, José Feria, Toni Barbarà y otros amigos y amigas de Dempeus per la Salut Pública y de IU del Estado español, hemos estado en el Parlamento Europeo dos días intentando que toda Europa se mueva por la defensa de los servicios públicos y, en especial, por la sanidad y una salud entendida como una manera de vida autónoma y solidaria, donde la sanidad juega un importante papel, pero también –y en medida fundamental– los determinantes sociales de la salud como el género, el trabajo o el paro, la vivienda, el territorio, la enseñanza…

Estuvimos en una sesión de trabajo con los eurodiputados Willy Meyer y Marisa Matias, y la compañera Flor Martín de la ONG Médicos del Mundo. La importancia de la reunión, y los argumentos que se dieron, nos reafirman en la convocatoria contra los recortes sociales –mientras preparamos el gran acto por una nueva cultura de la salud el próximo día 22 de junio al que están especialmente invitadas todas las personas y organizaciones que defienden la salud pública.

Y mientras tanto, en Bruselas, argumentamos en torno a los siguientes ejes:

La política de salud de cada Estado –o la que se dicta desde las organizaciones supranacionales– no está al margen de la orientación política e ideológica dominante que también determina el resto de políticas. Al margen de los condicionantes ideológicos existen, además, hechos objetivos que condicionan la política de salud dentro del conjunto de políticas sociales (por ejemplo, las circunstancias concretas de la población influyen y se ven influidas por los determinantes de salud –edad, situación laboral, políticas y flujos de inmigración, igualdad y potenciación de género, desarrollo de los servicios de ciudadanía y grado de equidad alcanzado en cada sociedad, entre otros–.

Desde los años 80 estamos viviendo el ataque neoliberal que pretende disminuir el papel del Estado y discute el papel de lo público. En el 2008, después de un primer momento de desconcierto con el hundimiento o “rescate” de las mayores instituciones financieras (la quiebra de Lehmans Brothers se produce en septiembre del 2008), una parte mayúscula de la deuda privada se ha convertido en deuda pública y ha acabado por imponerse el sometimiento definitivo de las políticas (y los políticos) de todo signo, socialdemócratas incluidos, al dictado de los “mercados” (especuladores y fondos de inversión controlados por una minoría) que provocaron la debacle. En la mayoría de países europeos se están imponiendo políticas de ajuste para la contención de la deuda que acompañan los rígidos fanatismos sobre el déficit y suponen el desvío de enormes sumas de dinero público hacia las cuentas de grandes empresas financieras e industriales (y hacia los bolsillos de su alto personal directivo).

No hay salida de la crisis a la vista

Si es que ello fuera posible, no hay todavía una salida a la crisis a la vista. Lo más probable es que se propongan nuevos recortes en servicios públicos, se mantenga el desempleo en altas cifras, no disminuya la precariedad laboral ni la desigualdad en las condiciones de contratación y se incrementen las tensiones en la vida cotidiana con los deshaucios y la violencia de género, el aumento de las adicciones y problemas mentales… con todas las consecuencias que ello implica para la salud pública.

En el Libro Blanco sobre Salud de la Unión Europea se habla de “reducir las desigualdades sanitarias” o del impacto en salud de todas las políticas, pero el hecho de que recoja la terminología correcta en la parte no dispositiva no lo exime de una visión economicista nada favorable a los intereses de la mayoría. Encontramos unos fines etéreos, unos objetivos muy limitados y unos instrumentos extremadamente parciales y desproporcionados para la gigantesca tarea que debería suponer –en una Europa social de progreso y mantenimiento del Estado del bienestar en políticas de salud. De hecho, el desarrollo de lo que conocemos como Unión Europea se ha producido completamente al margen de la salud, sin apenas preocupación ni mención del tema.

La salud aparece mencionada en el Tratado de Maastricht en un ámbito muy menor y reducido, y con el Tratado de Ámsterdam vinieron a llenar un vacío legal –ayudaron a crear, de hecho, una base jurídica en temas de salud– para asumir a nivel europeo temas que hasta ahora habían provocado situaciones extrañas cuando no absurdas. Por ejemplo, que se tratara en los Consejos de Ministros de Agricultura y no en los de Sanidad la crisis de las “vacas locas” iniciada en Gran Bretaña en 1986, y que diez años más tarde, en 1996, confirmó el temor de una indeseada consecuencia en humanos al presentarse casos de una nueva enfermedad (una variante de la Enfermedad de Creutzfeldt-Jakob que se relacionó con la epidemia de encefalopatía espongiforme bobina del ganado vacuno).

Finalmente, el Programa de Acción Comunitaria 2003-2008 adoptado en septiembre constituye la primera estrategia sanitaria de la UE. En el mismo se habla –siempre de forma general– del fomento de la salud y prevención, de actuar sobre los determinantes de salud, pero se limita de hecho a pedir que se mejore la información y conocimientos para poder reaccionar con rapidez ante los riesgos.

Las líneas maestras del Libro Blanco
Lean Vds. todo el artículo escrito por Àngels Martínez Castells y publicado en la web de DEMPEUS.

Y aquí la nota de prensa de IU y del Grupo de GUE/NGL en el Parlamento europeo

Jornadas de IU en el Parlamento Europeo sobre Salud y Sanidad pública: “Europa o es social o no será Europa”
Jueves, 31 de Marzo de 2011

La delegación de IU organizó, junto con la asociación “Dempeus per la Salut Pública”, una jornada sobre “Salud y Sanidad Pública en Europa” en la que participaron representantes de sus federaciones y de la ONG Médicos del Mundo.

El eurodiputado y coordinador de política internacional de IU, Willy Meyer, abrió la primera mesa, en la que participaron la eurodiputada portuguesa y miembro de la Comisión de Medio Ambiente, Salud Pública y Seguridad Alimentaria, Marisa Matías, y la portavoz de Movilización social de la ONG Médicos del Mundo, Flor Martín.

Meyer recalcó la importancia del derecho a la Salud y la labor que su grupo parlamentario, Izquierda Unitaria Europea/Izquierda Verde Nórdica (GUE/NGL), desarrolla en el Parlamento Europeo para “defender e impulsar el carácter de universalidad que debe regir el derecho de todos los ciudadanos a la salud”.

Asimismo, Meyer resaltó “el ataque frontal que supone el Pacto del Euro para la Europa Social y los servicios públicos ya que, otorgándole más poder a los mismos que han provocado la crisis, se ha institucionalizado la no intervención pública en la economía, incentivando la privatización y el libre comercio en asuntos tan sensibles como la salud de los ciudadanos”.

“El Pacto del Euro contradice lo que recogen buena parte de las constituciones de los Estados miembros y menosprecia los derechos más esenciales de los ciudadanos, a los que, además, se les ha negado cualquier tipo de participación”, continuó Meyer.

Salud y ausencia de enfermedad

Marisa Matías, eurodiputada portuguesa del GUE/NGL, apuntó que “la Salud no es sólo la ausencia de enfermedad” y por ello resaltó la necesidad de “cambiar la concepción reductora de Salud Pública que impera actualmente en Europa, por un enfoque holístico y preventivo que, además de un ahorro en gastos, mejoraría la calidad de vida de los ciudadanos, su bienestar y derechos sociales”. Para Matías, “los servicios públicos de Salud en Europa están en serio peligro”.

Tras ella intervino Flor Martín que, en representación de la ONG Médicos del Mundo, señaló que “sólo los sistemas públicos de Salud garantizan la universalidad y la calidad de la sanidad” y explicó que en Europa existen colectivos que, como los inmigrantes sin permiso, los solicitantes de asilo, las trabajadoras del sexo o las personas sin hogar, “tienen negado el acceso a unos servicios sanitarios básicos y que se encuentran en una situación de estigmatización social”.

En esa línea, Martín desmintió que la inmigración suponga una sobrecarga para los sistemas de salud pública, indicó las numerosas barreras administrativas y culturales a las que se tienen que enfrentar estos colectivos discriminados y apuntó la necesidad de no hacer políticas de Salud bajo políticas de extranjería.

En la segunda mesa, el profesor de Salud Pública de la Universidad Pompeu Fabra y colaborador de la OMS, Joan Benach, apuntó que “la Salud pública es mucho más que la atención hospitalaria” y que “la Salud Colectiva se ve afectada por factores y determinantes sociales que, como la intensificación del trabajo o el desempleo, determinan fundamentalmente la calidad de vida de los ciudadanos. Así, remarcó “las políticas sociales mejoran enormemente la salud de los ciudadanos.”
Igualmente, Benach señaló el crecimiento de la desigualdad en Europa y la falta de inequidad en Salud y apuntó como necesaria la desmercantilización de la Salud y su desbiomedicalización.

Por su parte, la presidenta de la organización Dempeus per la Salut Pública, Àngels Martínez, afirmó que “es preciso rediscutir el concepto de lo que es lo público y lo que es Salud” y la necesidad de luchar contra la “actual culpabilización de las víctimas, de los más necesitados, de los problemas del sistema sanitario”.

Igualmente, recalcó que “los sistemas mixtos son una falacia, ya que al poner precio a lo que no lo tiene esconden la privatización progresiva de los sistemas sanitarios”.

Para terminar, el médico y responsable de asuntos europeos de EUiA, Antoni Barbará, apuntó que “la Salud es también una decisión política” y que “si bien la sanidad puede ser pública o privada, la Salud siempre es pública”. Por ello, “se debe romper el corporativismo y apoderar a la ciudadanía para que participe plenamente”.

Asimismo, Barbarà dejó claro el rechazo frontal de IU y de Dempeus per la Salut Pública a la introducción del copago en el sistema sanitario español, medida que calificó como “repago”.

Barbarà describió las actuales carencias de la “Europa del medioestar” y concluyó que “O Europa es social, o no será”.

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