ANTONI BARBARÀ En esta ocasión este humilde instrumento que es “la ratera” quiere ponerse al servicio de una de las causas más nobles, justas y humanas que puedan animar a este autor insurgente. Como a toda persona comprometida, solidaria y/o en definitiva trabajadora de la salud: la defensa en firme y sin claudicaciones del Sistema Nacional de Salud, como un derecho civilizatorio conquistado con enormes esfuerzos de la ciudadanía en general y la clase trabajadora en particular.
En estas horas de inicio de abril de 2011 se están comenzando a implementar las llamadas medidas de shock para el ajuste económico salvaje al que se ha entregado el Gobierno neoliberal de CiU en la Generalitat de Catalunya.
Desinformación y culpa
Durante los primeros 100 días de mando y desgobierno de CiU han estado preparando un terreno de resignada aceptación social, de una supuesta penitencia después de un supuesto dispendio tripartito, de una etapa de uso y abuso de bonanzas económicas por parte de las gentes sencillas y normales, incluidos los trabajadores. La campaña mediática es una verdadera máquina de conformación/deformación de la opinión pública, a través de elaborados publi-reportajes de una tendenciosidad irritante, en manos de los grandes medios, ya sean cadenas privadas y comprometidas con el mercado, ya sean públicas comprometidas con este Gobierno en manos del mercado. Usaré la letra cursiva para señalar “su discurso”.
El mecanismo de fondo está perfectamente estudiado y magistralmente aplicado: instalar el sentimiento de culpabilidad en la población usuaria de los servicios públicos en general, de la salud y la sanidad en este caso concreto. Triple culpa: la ciudadanía (nosotros), los anteriores gobernantes y, como guinda, ese Gobierno central, ese “Madrid” tan manipulado como cierto “que nos esquilma y roba a los catalanes”,argumento éste de demostrados dividendos electorales.
El discurso oficial es machacón: “Vivimos muchos años (demasiados?) y esta factura es insoportable para el Estado. Abusamos de los servicios públicos porque son “gratis”, y vamos al médico de una manera insensata e insoportable. Esas gentes que han venido de fuera son los que más abusan de lo que es nuestro y se apoderan de nuestros servicios. Hemos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades. Todo el mundo se creía rico y capacitado para comprarse un piso y un coche y un móvil para cada miembro de la familia. El anterior Gobierno de izquierdas que ,como es sabido, no saben gobernar, ha dejado una factura pendiente que ahora, responsablemente, va a pagar la Generalitat convergente. Hay que apretarse el cinturón. Se acabaron las vacas gordas. Quien pueda que se haga con una cobertura privada y quien no, que aguante y espere.
Con esta sarta de falsas verdades, de mentiras envueltas en celofán populista y tufo neoconservador, han intentado ablandar las resistencias de la población que en frío, sin la anestesia mediática y sin el miedo en el cuerpo social, pudiera rebelarse y salir a la calle, insurgente, pidiendo respeto y rectificación de las políticas antisociales anunciadas.
Y de eso se trata ahora mismo: de ponerse en pie, Dempeus, de negar la mayor, de plantar cara, de tomar las calles y la opinión pública.
Explicar, con datos en la mano, que si vivimos más años es gracias al progreso y que no pediremos perdón por ello. Que acudimos a los servicios públicos porque son nuestros servicios públicos, que no son gratuitos porque los pagamos con nuestro trabajo y nuestros impuestos. Que ciertamente vamos al ambulatorio porque nos duele algo, o algo nos hace sufrir, o necesitamos un papel, o nos cita el mismo médico… y nos animan a tomar pastillas los anuncios de la tele. Que las gentes venidas de otras partes van menos al consultorio que los de por aquí, porque además de ser, l@s más, jóvenes y trabajadores a destajo, están en su gran mayoría muy sanos (para llegar, aguantar y sobrevivir en estas condiciones), que sólo vemos aquellos que tienen la piel de otro color cuando son pobres, y más excluidos que nosotros. Que no son los extranjeros los que nos han vaciado las cajas, los bancos y las arcas públicas. Que si picamos y nos compramos un piso, coche y móvil fue por acatar lo que se nos invitaba a hacer, y todo el mundo se lo creía. Que el anterior Gobierno progresista, aquel que llamaban tripartito, hizo cosas bien y otras mal, pero capeó el primer tsunami de la crisis sin echar el peso en los más débiles ni en los servicios sociales y públicos (y no es que la Sra.Geli, tan amiga de co-re-pagar fuera precisamente una socializante) .
Que para los nuevos gobernantes sí que es cierto que la economía, la pela, está por encima de la política y la gent, y que lo primero es cumplir su ideario neoliberal, aplicar criterios salvajes de déficit público, sanear bancos, Caixes y entidades financieras y el gran negocio especulativo, mantener y recuperar sus privilegios de clase (supresión de impuestos como el de sucesiones en pleno temporal!), recortar inversión pública, deteriorar así servicios públicos y abocar a las gentes a mercados privados de la enseñanza, la sanidad, los servicios sociales… la ley de la selva en su versión más agresiva: los ricos como ricos, y los pobres, culpables, ellos sabrán porqué han caído tan bajo… ya les darán un plato de sopa para que su instinto caritativo quede a cubierto.
Es lo que hay, ¡no hay más¡ dicen, el que quiera y pueda sobrevivir, bienvenido, y el que no, es su problema… 600.000 parados con su problema, por poner un ejemplo en cifras.
En salud y sanidad, una insuficiencia al límite
- Recorte del 10% del presupuesto destinado a sanidad. Una amputación imposible sin poner en la picota el mismo Sistema de Salud que conocemos. Una reiterada decisión de recuperar 850 millones de euros de déficit del ejercicio anterior.
- Recorte salarial de los profesionales tras la rebaja del 5% de los trabajadores públicos. Incremento de horas, guardias y masificación de trabajo con el consiguiente deterioro de calidad pero también de seguridad asistencial.
- Recorte de plantillas. No se cubren bajas ni jubilaciones (salvo excepciones). No se contratan refuerzos, temporales ni sustituciones. No se prolongan jornadas. Se fomentan centros de primaria con gestión privada y mercantil (EBAS).
- Recorte de servicios. Algunos hospitales (7) planificados no se construyen ni se abren. Se cierran plantas completas de hospitales, especialmente pensando en verano (?). Se cierran servicios fundamentales. Se cierran quirófanos y uso con horarios de tarde (públicos). Retraso y suspensión de Centros de Asistencia primaria planificados. Se ponen literalmente en venta al sector privado servicios de hospitales públicos (Clínic). Cada gerencia hospitalaria tiene “libertad” para autoaplicarse los tijeretazos donde considere hasta un abaratamiento del 10%, ya que no recibirá esa dotación.
- Se dispararán (ya) las listas de espera, devenidas de desespero.
Y ocultando un hecho trascendental: mientras se espera una prueba diagnóstica o un tratamiento, el paciente no está en “pausa” de su enfermedad, sino que lógicamente se va a ir deteriorando con el tiempo, y eso supone un empeoramiento del pronóstico que puede incluso resultar fatal. Además es un encarecimiento y una mala práctica. Asistimos a un despropósito de calificaciones pseudo-médicas sobre “lo urgente” o lo demorable, en función de la prioridad económica.
- Carga y abuso de todos los sofisticados y variopintos mecanismos de privatización, concertaciones externalizaciones, subcontrataciones, co-REpagos, tasas suplementarias, exclusiones en las carteras de servicios, bonificaciones fiscales para quienes suscriban pólizas de seguro privadas pagándoles por esta vía sus inversiones, y en definitiva toda la jerga de “colaboraciones comple- mentariedades de lo privado con lo público” en esa laudo de lo “mixto”, que al final acaba sistemáticamente en derivación de recursos de tod@s, públicos, a las cuentas de beneficio de las grandes mutuas y empresas privadas, ya sean de asistencia, de tecnología, capital financiero, o farmacia.
Una situación de alto riesgo y que denunciamos por su explosividad
Todo este panorama, a pesar de ser reiteradamente anunciado (en “Dempeus per la salut Pública” llevamos meses en ello) no había calado en la cotidianidad de las gentes más sencillas y más desinformadas, pero en pocos días el encontronazo con la cruda realidad está suponiendo muy serios contratiempos.
La situación se enrarece por días. En casos de atenciones que comportan una mayor tensión, urgencias, cirugía programada, diagnósticos severos, masificaciones intolerables, se empieza a detectar una atmósfera de carga ambiental que enfrenta a usuarios indignados con profesionales sometidos al límite de sus in/capacidades.
No pretendo ningún alarmismo gratuito pero la amenaza de incidentes, luego lamentables, es cada vez más verosímil y se trata, ya ahora, de evitarlos. Los culpables no son los enfrentados sino las causas causantes del conflicto: las políticas irresponsables y sus responsables políticos.
Así las cosas, se empiezan a conocer llamadas a movilizaciones. Ya convocada para el 14 de abril desde los sindicatos médicos y organizaciones de usuarios. Una manifestación macro para el 14 de mayo en Barcelona desde toda la Red de Entidades Sociales y sindicatos de clase…
Una respuesta lógica, sustentada y saludable para reivindicar el carácter público del servicio de salud. Voces como las que recoge Àngels Martínez Castells llaman en Reacciona. Se trata de responder de forma clara y explícita: NO vamos a tolerar el descalabro del sistema público de salud. Está en juego la pervivencia misma de los servicios públicos como hemos conocido en el que llamaban estado del “bienestar”, hoy apenas del “medioestar”, pero avanzando al precipicio del “malestar”.
Y para acabar con este apunte, excepcionalmente serio por su gravedad, les ofrezco unas cuantas tarjetas postales factibles para ser reproducidas, difundidas y extendidas entre nuestras gentes, abriendo ojos, aclarando conceptos, retomando poder democrático, blindando lo público, trabajando contra las inequidades y las injusticias sociales. Lo dice la “rateta”.
No es cierto que gastamos demasiado en salud ni en sanidad.- en catalunya se invierten menos recursos públicos que en españa y menos que en la unión europea.
con lo que se invierte (gasta) tenemos un sistema público de salud muy eficiente y que queremos preservar, conservar, mejorar y defender.
La salud no es un negocio ni una mercancía. la salud es un derecho y la ciudadanía es su protagonista y quien debe participar y decidir.
Los servicios públicos como la sanidad no son “gratuitos”, puesto que ya los hemos pre-pagado con nuestro trabajo y nuestros impuestos.
No aceptamos co-pagar un servicio público, porque eso sería re-pagar, volver a pagar lo que ya hicimos con los impuestos
lo que llaman sistema de colaboración público–privado consiste y acaba en desviar dinero y recursos públicos a beneficios privados.
La sanidad puede ser pública (derecho social), o privada (negocio y mercado), pero la salud siempre es pública.
no nos enfrentaremos entre usuarios y trabajadores de la salud, porque finalmente somos tod@s trabajadores y usuarios. los culpables son los especuladores económicos y grandes empresas empezando por las mutuas aseguradoras privadas y las farmacéuticas.
Las personas enfermas que requieren atención sanitaria no se pueden discriminar por papeles ni por procedencias. las bacterias atacan a personas más frágiles y menos protegidas, no a regulares o irregulares.
no existen pastillas que resuelvan todo en la vida. las cosas fundamentales no siempre están en la farmacia sino en la vida de cada día.
El trabajo, o una pensión digna, son los mejores tratamientos de una persona activa, o de un jubilado.
las cosas que realmente determinan el estado de salud de una sociedad no son médicas sino sociales: trabajo, precariedad, medio ambiente, educación, vivienda, servicios sociales, urbanismo, …
la equidad en salud es la mejor manera de medir la justicia social.
Las inversiones sociales, o no, las políticas públicas, o no, tienen siempre un impacto medible en términos de salud.
no aceptamos que se cierren consultas, ni urgencias, ni camas de hospital, ni quirófanos. si quieren hacer ahorros que traigan a las tropas del exterior y recorten gastos militares, altos funcionarios, bonos millonarios de ejecutivos, o lujos y protocolos, empezando por la casa real.
Si quieren recursos para la sanidad, que controlen y graven los paraisos fiscales, el mercado negro, el fraude fiscal, y que aumenten los impuestos de los más ricos.
¡Ni un euro de recorte sanitario! no a repagar, no a copagar lo que ya hemos pagado.
los servicios públicos deben ser prioritarios y deben quedar preservados del mercadeo, el negocio y los recortes presupuestarios.
Si insisten, y no nos escuchan, salimos a la calle y se lo diremos en voz más alta!
…y en este contexto de ensañamiento con las gentes y los derechos sociales, el mas-govern se marca la liquidación del impuesto que quedaba sobre sucesiones “millonarias” y deja de ingresar 450 millones ¡sencillamente vergonzante! “era un compromiso electoral” dice.
Pero en cambio no respeta “otro” compromiso electoral de ciu que aseguraba en su programa que no iba a recortar prestaciones sociales, ni sanitarias, ni copagos, al menos en los dos primeros años de desgobierno.
así es que, sres. y sras. sobre todo si son vds. votantes de ciu, cuando les alarguen la espera sanitaria de asistencia (pública) reclamen vds. a su mas-líder y mas-molt honorable.
Y podemos seguir…
¡salud!
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