RANDY ALONSO FALCÓN Con las ideas del pueblo, sus sugerencias e inquietudes, con el talento colectivo de la nación funcionando en pro de los mejores sueños, el Partido ha dado históricos pasos en su Congreso para actualizar el modelo económico y social cubano.
Las raíces de este necesario e impostergable empeño están en el proceso de debate transparente y democrático que tuvo lugar a fines de 2007, con la discusión en núcleos partidistas, centros de trabajo y barrios, del discurso de Raúl el 26 de julio de ese año en Camagüey. Un aluvión de propuestas, interrogantes e insatisfacciones emergió de aquella convocatoria.
Fue base importante, junto a la compleja realidad que vivimos, con la que trabajaron economistas, especialistas y la dirección del país para llegar al Proyecto de Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución, elemento central de la estrategia de la nación para enfrentar los actuales desafíos internos y los que el persistente bloqueo y la crisis económica internacional nos plantean.
No se trataba de una negación del camino recorrido, sino de una autocrítica franca y salvadora; no se abdicaba de esencias y principios, mas bien se reafirmaban y enriquecían con los retos y las experiencias de estos tiempos.
Con sentido leninista y fidelista se convocó nuevamente al pueblo a ser protagonista de la toma de decisiones de gobierno. Se llamaba a un extraordinario ejercicio colectivo de búsqueda de ideales comunes sobre los destinos de la Patria.
En El Estado y la Revolución Lenin advertía que la construcción del socialismo estaba asociado necesariamente al papel decisivo y creciente de las masas populares, ante todo de las trabajadoras, en la dirección de la sociedad. Fidel, desde el comienzo mismo del proceso revolucionario, dotó al pueblo de poderosas organizaciones de masas para la participación activa en la construcción socialista y no vaciló en convocar a los parlamentos obreros y estudiantiles en 1994, cuando el país necesitó adoptar decisiones medulares en los momentos más difíciles del Periodo Especial.
Al valorar el nuevo ejercicio democrático ante los diputados a la Asamblea Nacional, el 18 de diciembre de 2010, el Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, Raúl Castro, señalaba: “…el verdadero congreso será la discusión abierta -como ya se está efectuando- y franca con los militantes y todo el pueblo de sus enunciados, los que en un genuino ejercicio democrático, permitirá enriquecerlos, al tiempo que, sin excluir opiniones divergentes, logremos la conformación de un consenso nacional acerca de la necesidad y la urgencia de introducir cambios estratégicos en el funcionamiento de la economía, con el propósito de hacer sustentable e irreversible el Socialismo en Cuba”.
Casi 9 millones de personas participaron en el debate, desde los jóvenes bachilleres hasta los jubilados (algunos tomaron parte en más de una reunión), y más de tres millones de planteamientos fueron recogidos en un proceso que se extendió por tres meses. El Partido consolidó su liderazgo social y su capacidad de diálogo con el pueblo. Importantes contribuciones se hicieron al Proyecto de Lineamientos, que se enriqueció con la sapiencia y práctica popular. Más de dos tercios de los acápites sufrieron modificaciones antes de ser presentados al cónclave de los comunistas cubanos.
El Congreso terminó de darle forma al documento de los lineamientos y refrendó un camino de actualización de nuestra economía, con la participación de diversos actores, más flexibilidad y descentralización, mayor capacidad decisoria en los cuadros y las estructuras de dirección, un fortalecimiento del sistema tributario y de las herramientas legales, pero con la planificación como timonel, la empresa estatal socialista como protagonista principal y la justicia social como aspiración suprema permanente.
Es un sendero renovador el que comenzamos a transitar, aunque con algunos precedentes significativos en las últimas dos décadas. Un cambio de mentalidad en todos los órdenes y componentes sociales y un perfeccionamiento del accionar de las estructuras políticas y gubernamentales son imprescindibles para hacer triunfar el programa económico y social del que nos hemos dotado.
Como se señala en el Informe Central al Sexto Congreso- enraizado en el histórico discurso de Fidel el 17 de noviembre de 2005-: “Estamos convencidos de que lo único que puede hacer fracasar a la Revolución y el socialismo en Cuba, poniendo en riesgo el futuro de la nación, es nuestra incapacidad para superar los errores que hemos cometido durante más de 50 años y los nuevos en que pudiéramos incurrir”.
De ahí la importancia de la convocatoria a la Conferencia Nacional del Partido para enero del 2012. Los pasos audaces y pensados en la economía tienen que ir acompañados de un trabajo político e ideológico fortalecido, también renovado y flexible, adecuado a los tiempos actuales, a los nuevos medios y tecnologías, al lenguaje y las aspiraciones de todas las generaciones de cubanos y especialmente de las más jóvenes, herederas y continuadoras de la obra.
El Partido encabezará esa batalla mirándose por dentro, enfrentando superficialidades y formalismos en su labor política, buscando adecuar su relación con el Gobierno, la Unión de Jóvenes Comunistas y las organizaciones de masas a su función de vanguardia política, potenciando su papel como exponente máximo de las aspiraciones e intereses del pueblo y la nación cubanos.
Ese es un combate también de todos los que creemos en la justeza de la Revolución, en la emancipación verdadera del hombre y en el deber de continuar con ruedas del siglo XXI la caravana triunfal que encabezó Fidel desde el 1ro de enero de 1959. A nuestras armas de la unidad, la disciplina, la exigencia, la racionalidad, la participación social y la creatividad, hay que darles filo todos los días.Etiquetes de comentaris: Cuba, Economia, Internacional